





CONCURSO AUDI: RAÍCES Y RUEDAS
La forma del pabellón se inspira en las grecas mexicanas, esos patrones geométricos tan característicos de la iconografía prehispánica. Estas formas, reinterpretadas en un contexto contemporáneo, representan la fusión entre tradición y modernidad.
Así mismo, los planos seriados y el color azul cobalto de las mismas, es un homenaje a la arquitectura modernista mexicana, un movimiento que ha dejado una huella indeleble en nuestra identidad visual.
“El diseño de la escalinata, inspirado en las grecas prehispánicas y la arquitectura modernista mexicana, simboliza la evolución cultural de México y la historia de Audi, creando un altar floral que refleja esta herencia ilimitada.”
La curva que define el pabellón no es puramente un elemento estético, es una representación del dinamismo y la fluidez que caracteriza a Audi. Esta curva invita a la interacción, reflejando la sinergia entre el diseño automotriz y arquitectónico que con las flores, que están organizadas en cuatro niveles, evocan los cuatro aros del logo de Audi. Cada nivel simboliza un aspecto fundamental de la marca: legado, innovación, excelencia y futuro. Esta disposición guía al visitante en un recorrido a través de los valores de Audi.
En conjunto, el pabellón es un diálogo entre la historia y la modernidad, la tradición y la innovación. Es un espacio que invita a reflexionar sobre el pasado, celebrar el presente y mirar hacia el futuro con esperanza y creatividad. Cada elemento cuenta una parte de esta historia, convirtiendo el diseño en un puente entre dos culturas, unidas por un profundo respeto por el arte y la ingeniería.


El pabellón se conceptualiza como una narrativa que celebra la historia y visión de Audi, entrelazada con la riqueza cultural de México. Desde el primer vistazo, las flores de cempasúchil que lo adornan nos cuentan una historia: cada una representa un año desde la fundación de Audi en 1899 por August Horch. Estas flores, emblemáticas en la cultura mexicana como símbolo de vida y memoria, florecen como un tributo viviente a la evolución de la compañía y el legado durante los años.
Las macetas que sostienen estas flores están hechas de barro, un material conectado profundamente con las raíces y la tierra mexicana. Es un recordatorio de la tradición y la artesanía que nos define. Como culminación cronológica, la maceta en el nivel más alto está hecha de cobre, representando el presente y la modernidad. Este contraste entre barro y cobre simboliza la conexión entre los materiales, la técnica y tecnología, entendido como un proceso continuo y metafórico; es decir, sin ostentar el estado del arte tecnológico explícitamente.